crimenes de odio en Argentina
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¿Por qué sigue habiendo crímenes de odio en Argentina?

TOM MASCOLO

¿De dónde sale el concepto? A principios de la década del ochenta en la legislación de algunos países anglosajones, por impulso de la militancia LGBT, empezaron a introducirse figuras legales para visibilizar delitos motivados por el prejuicio, la aversión y la discriminación hacia determinadas víctimas. “El término crímenes de odio (hate crime) surgió en Estados Unidos, en 1985, cuando una oleada de crímenes basados en prejuicios raciales, étnicos y nacionalistas fueron investigados por el Federal Bureau of Investigation. Como resultado de ello, los medios de comunicación tomaron el término por su valor de impacto en los titulares; sin embargo, también dieron paso al surgimiento de una literatura académica. En un principio, esta literatura se utilizó, particularmente, para referirse a aquellos crímenes en contra de grupos raciales, étnicos o hacia ciertas nacionalidades”, explica el informe.

Treinta años después, y con mucha elaboración y militancia contra la violencia, el último informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ dice que en 2022 se cometieron en el país 129 crímenes motivados por discriminación por orientación sexual, expresión e identidad de género. De esos 129 casos, 40 fueron ataques violentos contra nuestra integridad física. Los otros 89 fueron lesiones o situaciones que provocaron la muerte. Y de los contabilizados hay que tener en cuenta que fueron porque realizaron una denuncia, ¿cuántos permanecen en el anonimato?

Pero la muerte es el último eslabón de una cadena de derechos que no se cumplen. Y esto se agravó en la pandemia. “Hay compañeras que han muerto de Covid y están en las morgues de los hospitales porque nadie las retira, algunas no tienen documentación, algunas son migrantes. Nos llaman del Muñiz y otros hospitales de CABA para ver si las conocemos”, denunció al principio de la pandemia Marcela Romero, presidenta de ATTTA.

A la falta de soluciones estructurales en el aspecto sanitario, a pesar de estar vigente desde 2012 la Ley de Identidad, se le suman las noticias sobre los desalojos en Once o Constitución que llegaron a este medio y siguen llegando. Denuncian principalmente el accionar policial. La provincia, no está exenta de esto. “Muchas compañeras no podían pagar el alquiler. Una compañera que pedía para comer porque era prostituta y no tenía, y se terminó muriendo”, contó Nazarena de la Rosa Naranja para Agencia Presente.

¿De dónde nace el odio?

Mientras tanto en la TV, radios y medios se los escucha a personajes falsamente autodenominados libertarios como Javier Milei o Agustín Laje, alentando sin ton ni son la discriminación hacia LGBTIs. Sale en la televisión, se reproduce en las redes sociales. Por eso hay que redoblar la lucha de las y los jóvenes de secundaria contra los gobiernos y las iglesias para que haya una educación sexual no reproductiva ni heteronormativa. Esta es una de las bases fundamentales contra la violencia.

Es en este mismo escenario en el que la Iglesia no solo busca contener la bronca, sino también recibe millones de pesos anuales del Estado para sostenerse económicamente y potenciar la influencia de las ideas retrógradas que se entrometen en las vidas de las mujeres y LGBTIs. Por eso es necesaria la separación de la Iglesia del Estado. ¿Cuándo vamos a ser prioridad?

La vida cotidiana sigue atravesada por la represión sistemática, la falta de acceso a la salud, educación, trabajo y vivienda. Por eso también denunciamos que es una problemática social y no individual, no son crímenes pasionales, no son crímenes aislados, son producto y consecuencia de una falta de políticas públicas. No queremos estar más relegados.